¿Quiénes somos?
Somos tú, más ella, más nosotras, más yo…
Somos todas las mujeres que viven en ti y las que viven en el mundo.
Las que revientan corazones a golpe de amor y las que reclaman su lugar en la tierra prometida.
Somos las que hacemos posible esa tierra prometida.
Somos las hembras que remendamos cordones umbilicales para tejer mantas de valor y abrigarlas a ellas, las que aún no quieren nombrarse.
Las que por miedo a los verbos infectados de envidia o de odio, callan su verdad y su grandeza.
Somos las que olemos a libertad y las que aullamos igualdad. Las que nos desnudamos de la vergüenza y nos quedamos en pelotas de sinceridad en mitad de una frase para que se nos oiga bien en esa reunión en la que siempre nos cortan al hablar.
Las que bordamos silencios estratégicos para conseguir un objetivo que construya un mundo más hermoso y más justo.
Somos tú, Creída y elegante; desvergonzada y modesta; alma gitana de inspiración valiente y creadora de una fuente inagotable de verdad y de talento.
Somos tú. Por eso queremos nombrarte y que te nombres.
Por eso te queremos aquí, con tu exótico corazón de luna y tus ojos de alerta constante.
¡Bienvenida a nuestro Club!
Este club es para ti si eres o quieres ser…
Libre. Alegre. Asertiva. Constructora. Ausente de culpabilidad. Fan de tus amigas. Práctica. Decisora. Volcada a tu interior. Independiente de tu exterior. En tu ascenso. Con voz propia. Segura. En crecimiento. Sin necesidad de aprobación externa. Inmodesta. Expansiva. Egoísta. Disfrutona. Plena. Consciente. Reductora de responsabilidades. Líder. Proactiva. Productiva.
Nuestras normas…
Tu boca es un altavoz de palabras hermosas para otras mujeres, utilízalo.
Intenta, cada vez que veas a una dama, decirle algo positivo. Eres una inyección de autoestima y esa misión te sienta muy bien. Que cada mujer que se cruce contigo se sienta mejor y más segura.
Si detectas que alguna mujer necesita que le hables de sus fortalezas, hazlo.
Llevas entrenando toda la vida para apoyar a otras mujeres, aunque te hayan contado que somos nuestras peores enemigas, era una mentira, como la de que el príncipe nos despierta con un beso. Ponte en acción, que eso endurece los músculos y nos hace más fuertes.
Si detectas a una Creída, alégrate y alaba que hable bien de ella (ojo, hablamos de creídas, no de pedantes).
Invítala al club y hazte amiga suya, seguro que os reís un montón de las otras “aceptadas y modosas” que erais antes. Las mujeres no somos nuestras peores enemigas, al revés, somos nuestras grandes aliadas.
Si te dicen que eres “modesta”, pregúntate si eso mismo le dirían a un hombre cuando hablara de sí mismo en esos términos.
Habla la voz de la experiencia, que cada vez que he querido decir algo positivo de mí, he hecho esta prueba y no falla; a ellos no les dicen que son “modestos”, sino que los admiran.
Entrena cada día para hablar de ti con seguridad.
Creyéndotelo, sabiendo lo que aportas y cada vez que lo consigas, sonríe (o tómate un vino y brinda por ti, que muchas Creídas te acompañamos).
Comienza el día mirándote al espejo y diciéndote algo bonito en voz alta.
Que te den ganas de decirlo en alto (por ejemplo: “Venga, tú puedes reina”, “Que el mundo se pare hoy a tus pies” o: “tus ovarios ahí”).
Qué te da el Club
Te los damos todo y más…
Pertenecer a una red de contactos con otras Creídas como tú, que suman hoy en redes más de 20.000 mujeres.
Un boletín periódico con herramientas de utilidad para ampliar tu talento personal y empresarial.
Reuniones grupales con temas de actualidad, crecimiento y muchas invitadas que nos regalarán más luz.
La posibilidad de reunirnos en cualquier punto de nuestra gira para regalarnos un día de crecimiento.
+ sorteos + habilidades profesionales + contactos + conocimiento…
Únete al Club de las Creídas
Y sigue creciendo, no pares nunca…

Somos esas que todavía andamos a trompicones soltando lastres de culpa, las de los días de mil horas, las de la sonrisa eterna, las del reparto indiscriminado de oxitocina.
Las que se cruzan a otra Creída y, al mirarla secretamente, saben que es del Club.
Y con una sonrisa inmensa, se regalan mutuamente un aplauso del alma (¡Olé tú, Creída…!).